¿Cómo
se descubre tu hijo a sí mismo, primero, y el mundo después? ¡Jugando! Como un
atleta, ejercita el cuerpo mientras juega, y también desarrolla su cerebro,
afina su inteligencia… Jugando, forja su personalidad. Jugando, aprende, y paso
a paso, inaugura su vida social…El poder del juego es, sin duda, formidable.
(Regina Robertson)
Los niños recién nacidos no saben
jugar pero poco a poco la madre/el padre inician esos jugueteos y caricias que
dan pie a desarrollar sus movimientos y a desarrollar sus capacidades físicas y
afectivas. Muchos animales inician su relación con sus cachorros jugando (león,
perro, etc) despertando en ellos los deseos de comunicarse, moverse y
relacionarse jugando. Nuestros hijos también aprenden jugando, esas primeras
caricias, cosquillas, gestos son los primeros estímulos que les damos para que
se muevan y se relacionen.
Los niños, desde pequeños, por medio
del juego desarrollan su percepción, se descubran a sí mismos, las partes de su
cuerpo y se van dando cuenta de sus límites. En este descubrimiento el niño
pone todos sus sentidos como medio de captar información de lo que le rodea.
Los primeros juegos son los primeros ensayos de control sobre sí mismo, aprender
a usar su cuerpo, a coordinar sus movimientos, a controlar el equilibrio y a
moverse por este mundo. El lenguaje se basa también en el movimiento y el
control motriz fino y grueso le proporcionará el desarrollo del cerebro.
No debemos olvidar que jugando
aprendemos las cosas que nos gustan y las que nos desagradan y esto lleva a los
niños a aprender a tomar decisiones en lo van a hacer en cada momento. El juego
influye en la creatividad y en el desarrollo verbal. Jugando aprende a
relacionarse, a dar y recibir, a ganar y perder y a respetar poco a poco las
reglas de comportamiento sociales.
Cuando el niño juega abre el
apetito, desarrolla la capacidad de concentrarse, está alegre, disminuyen los
nervios y duerme mejor.
Etapas del juego
-Hasta los dos años el niño no juega
con otros, lo hace con los padres o con él mismo.
-En torno al primer año empieza a
imitar lo que hacen los demás. Es muy importante darle buenos modelos porque
nos imita a los adultos (habla por teléfono, da de comer a los muñecos,
reprende a los muñecos, ”fuman” con un palo,
conduce usando una silla u otro objeto, etc). “Ojo”, reprenderles es
fácil. Lo que debemos hacer es predicar con el ejemplo.
-Alrededor de los dos años empezará
a interesarse por lo que hacen otros niños, empieza a descubrir al otro. Al
principio no le hace gracia compartir sus cosas con otros niños. Pero las
personas somos seres sociales y pronto empiezan a lanzar objetos a los que
tiene alrededor, a imitar al de al lado, a esperar turnos, a jugar en el mismo
columpio o tobogán.
-Cuando llegan a los tres años,
aproximadamente, empiezan a cooperar, a repartirse papeles para realizar un
juego simbólico. Unos quieren ser los médicos, las enfermeras, el papá, otras
la mamá, etc.
-Poco a poco van llegando los juegos
con reglas, y por tanto los acuerdos y los diálogos.
Aspectos
que debemos tener claros los adultos:
1.-Debemos
jugar con nuestros hijos todo lo que podamos, adaptándonos a su edad, a sus
posibilidades, realizándolo con paciencia y amor.
2.-Facilitarles
sólo los juguetes propios de su edad y los medios para que jueguen.
3.-Si
es posible, tendrán un espacio para jugar en la casa.
4.-
Deben saber que el juego también tiene un final.
3.-Ir
facilitándole nuevos juguetes y espacios según vaya creciendo en todos los
aspectos.
4.-La
sobreestimulación no es aconsejable, cada cosa a su tiempo y a su desarrollo.
5.-No
debemos olvidar que el momento de la comida no es el momento del juego.
6.-Tenemos
que cuidar el tiempo que le dejamos estar con la televisión, play station u
otros juguetes tecnológicos.
7.-Los
juguetes que le facilitemos tienen que ser adecuados a su edad y en la cantidad
adecuada. Por más juguetes no juegan más ni aprenden más.
¡UN NIÑO SANO ES UN NIÑO QUE
JUEGA!