sábado, 22 de abril de 2017
jueves, 13 de abril de 2017
Los juguetes
Desde
muy antiguo ya se hacían juguetes para los niños, de este modo los sonajeros
existen desde hace 3000 años a.C. Los niños griegos jugaban al tejo, muñecas,
truque, yo-yo, peonzas, columpio, etc.
Los juguetes son instrumentos que permiten
entretenerse, aprender, pensar y desarrollar habilidades motrices y verbales a
las personas. Tenemos que elegir los juguetes más adecuados a la edad del niño
y que favorezcan su desarrollo personal, motriz, intelectual y emocional. Para
ello nos debemos fijar en lo que más le gusta jugar a nuestro hijo.
Los “mejores” juguetes son aquellos
que favorecen la imaginación, la creatividad, la posibilidad de que jueguen
varios a la vez, y los que les resulten más divertidos. Esto no tiene nada que
ver con que sean caros o baratos. Estamos hartos de ver cuando llega el día de
Reyes, en el cual suelen recibir multitud de juguetes por parte de toda la
familia, como los niños después de desenvolver todos los regalos se ponen a
jugar con la caja. La desilusión se la llevan los adultos, sobre todo si el
juguete comprado es el más caro o el que más veces sale en la televisión.
Los juguetes tienen que ser variados
para que pueda poner en juego todas sus habilidades.
Características que deben tener los juguetes:
- Deben ser seguros y estar
homologados.
- Estimular el juego y facilitar el
divertimento y el placer
- Fomentar el desarrollo de
habilidades y destrezas básicas
- Estimular el pensamiento y la
resolución de problemas
- Favorecer el desarrollo de la imaginación
y la creatividad
- Favorecer la participación de los
otros.
- Deben ser simples y atractivos
adaptándose a la edad y preferencias del
niño.
Tipos de juguetes según la edad:
1.- De o a 6 meses: objetos blandos,
sonoros, luminosos, móviles, con formas redondeadas, anillas, etc.
2.- De 6 a 12 meses: cubos, pelotas, cajas
con sonidos, objetos de madera, animales en diversos materiales….
3.- De 12 a 18 meses: objetos para
arrastrar, empujar, apilar, juguetes con ruedas, juguetes que puedan llenarse
de agua o de arena, y todos los que sean manipulables.
4.- De 18 a 24 meses: todo tipo de
juguetes o materiales que le sirvan para
trepar, subir, deslizarse. Objetos para apilar, lanzar, cuerdas, muñecos,
pelotas. También juegan mucho con la arena y el agua.
5.- En torno a los dos años: coches,
camiones, trenes. Material de dibujo y pintura, arcilla, libros con imágenes,
instrumentos musicales, teléfonos, etc.
6.- A los tres años: a los anteriores
habría que añadir aros, triciclo, patinete, comba, columpios, toboganes. Los
juegos de imitación son importantísimos en este momento (casas de muñecas,
tiendas, disfraces, marionetas)
¿Qué
hacer en las casas con tantos juguetes?
- Tenemos que buscar un lugar en la casa
donde tenerlos y donde deben estar recogidos. Esto evitará enfados con el niño
y discusiones con la pareja.
- Habrá juguetes que se puedan llevar por
toda la casa en momentos determinados pero deben volver a su sitio después de
jugar.
- Al niño se le deben ofrecer juguetes
determinados, si se ponen a su disposición en un momento una gran cantidad,
posiblemente jugará un poco, los esparcirá y se irá sin apenas jugar. La
cantidad no estimula al niño a jugar.
- Con pocos juguetes y adecuados, el niño
juega más y mejor.
- Es importante enseñarle a cuidar sus
juguetes y a recogerlos.
- Tenemos que ofrecerle la posibilidad de
elegir.
- Nos pondremos a jugar con él cuando sea
el momento.
-
Un buen juguete es el que permite al niño jugar a muchos juegos diferentes y
por tanto desarrolla varios aspectos de sus capacidades.
- Los niños pueden jugar con cualquier
cosa. Un juguete es cualquier objeto o material que el niño utiliza en sus
juegos. Cualquier objeto le puede servir para realizar infinidad de juegos de
acuerdo a sus necesidades y etapa de desarrollo.
- Los padres y educadores debemos observar
el juego de los niños porque así vamos viendo la evolución de ellos y podremos
ofrecerle nuevas posibilidades.
- Es importante establecer unas normas para
el juego y el uso de los juguetes y que el niño las hay entendido porque habrá
que respetarlas.
¡ÁNIMO, A JUGAR Y A RECOGER!
El juego
¿Cómo
se descubre tu hijo a sí mismo, primero, y el mundo después? ¡Jugando! Como un
atleta, ejercita el cuerpo mientras juega, y también desarrolla su cerebro,
afina su inteligencia… Jugando, forja su personalidad. Jugando, aprende, y paso
a paso, inaugura su vida social…El poder del juego es, sin duda, formidable.
(Regina Robertson)
Los niños recién nacidos no saben
jugar pero poco a poco la madre/el padre inician esos jugueteos y caricias que
dan pie a desarrollar sus movimientos y a desarrollar sus capacidades físicas y
afectivas. Muchos animales inician su relación con sus cachorros jugando (león,
perro, etc) despertando en ellos los deseos de comunicarse, moverse y
relacionarse jugando. Nuestros hijos también aprenden jugando, esas primeras
caricias, cosquillas, gestos son los primeros estímulos que les damos para que
se muevan y se relacionen.
Los niños, desde pequeños, por medio
del juego desarrollan su percepción, se descubran a sí mismos, las partes de su
cuerpo y se van dando cuenta de sus límites. En este descubrimiento el niño
pone todos sus sentidos como medio de captar información de lo que le rodea.
Los primeros juegos son los primeros ensayos de control sobre sí mismo, aprender
a usar su cuerpo, a coordinar sus movimientos, a controlar el equilibrio y a
moverse por este mundo. El lenguaje se basa también en el movimiento y el
control motriz fino y grueso le proporcionará el desarrollo del cerebro.
No debemos olvidar que jugando
aprendemos las cosas que nos gustan y las que nos desagradan y esto lleva a los
niños a aprender a tomar decisiones en lo van a hacer en cada momento. El juego
influye en la creatividad y en el desarrollo verbal. Jugando aprende a
relacionarse, a dar y recibir, a ganar y perder y a respetar poco a poco las
reglas de comportamiento sociales.
Cuando el niño juega abre el
apetito, desarrolla la capacidad de concentrarse, está alegre, disminuyen los
nervios y duerme mejor.
Etapas del juego
-Hasta los dos años el niño no juega
con otros, lo hace con los padres o con él mismo.
-En torno al primer año empieza a
imitar lo que hacen los demás. Es muy importante darle buenos modelos porque
nos imita a los adultos (habla por teléfono, da de comer a los muñecos,
reprende a los muñecos, ”fuman” con un palo,
conduce usando una silla u otro objeto, etc). “Ojo”, reprenderles es
fácil. Lo que debemos hacer es predicar con el ejemplo.
-Alrededor de los dos años empezará
a interesarse por lo que hacen otros niños, empieza a descubrir al otro. Al
principio no le hace gracia compartir sus cosas con otros niños. Pero las
personas somos seres sociales y pronto empiezan a lanzar objetos a los que
tiene alrededor, a imitar al de al lado, a esperar turnos, a jugar en el mismo
columpio o tobogán.
-Cuando llegan a los tres años,
aproximadamente, empiezan a cooperar, a repartirse papeles para realizar un
juego simbólico. Unos quieren ser los médicos, las enfermeras, el papá, otras
la mamá, etc.
-Poco a poco van llegando los juegos
con reglas, y por tanto los acuerdos y los diálogos.
Aspectos
que debemos tener claros los adultos:
1.-Debemos
jugar con nuestros hijos todo lo que podamos, adaptándonos a su edad, a sus
posibilidades, realizándolo con paciencia y amor.
2.-Facilitarles
sólo los juguetes propios de su edad y los medios para que jueguen.
3.-Si
es posible, tendrán un espacio para jugar en la casa.
4.-
Deben saber que el juego también tiene un final.
3.-Ir
facilitándole nuevos juguetes y espacios según vaya creciendo en todos los
aspectos.
4.-La
sobreestimulación no es aconsejable, cada cosa a su tiempo y a su desarrollo.
5.-No
debemos olvidar que el momento de la comida no es el momento del juego.
6.-Tenemos
que cuidar el tiempo que le dejamos estar con la televisión, play station u
otros juguetes tecnológicos.
7.-Los
juguetes que le facilitemos tienen que ser adecuados a su edad y en la cantidad
adecuada. Por más juguetes no juegan más ni aprenden más.
¡UN NIÑO SANO ES UN NIÑO QUE
JUEGA!
Chupete, ¿sí o no?
Hace
unos cien años que en Estados Unidos surgió una corriente pediátrica de
carácter conservador, la cual
recomendaba la retirada del chupete porque se malcriaba a los niños.
Tampoco debía dejarse que los niños succionaran su dedo.
En los tiempos actuales se piensa
que la succión del pulgar es un buen indicio del desarrollo madurativo del
bebé. La antropóloga Margaret Mead observó que los niños de las tribus donde
las madres les daban de mamar cuando los niños se lo pedían se chupaban menos
el dedo que los niños occidentales, los cuales mamaban según un horario
establecido por sus madres.
La succión proporciona a los niños
placer y los tranquiliza, además de fortalecer los músculos de la masticación.
Por ello se recomienda que aunque se vaya introduciendo a partir del sexto mes
la alimentación con cuchara, es conveniente que los niños sigan tomando leche
del pecho materno o con el biberón. Si no se le permite chuparse el dedo, los
niños usan su oso de peluche, la punta de una sábana u otro objeto. Cuando
pasan los dos años de edad va declinando espontáneamente la succión.
En cuanto al uso del chupete, hay
pediatras que no son partidarios y otros que sí.
Las
personas que no son partidarias dicen que es sucio, antihigiénico, poco estético,
crea malos hábitos, produce deformaciones en el paladar, otitis, etc.
Si el chupete se cae y se ensucia,
lo correcto es lavarlo y esterilizarlo. Se puede llevar alguno de repuesto y en
ningún caso chuparlo el padre o la madre y luego ponérselo a su hijo.
Los niños, en su desarrollo normal,
irán dejando el deseo de chupar de forma espontánea. Si se llega a los cuatro
años y persiste la succión del pulgar habrá que ir solucionando el tema ya que
puede influir en la dentición y en el desarrollo del lenguaje oral.
¿Cuándo y cómo dejar el
chupete?
El uso del chupete ayuda a calmarse,
a conciliar el sueño y la siesta, reduce el estrés y el dolor.
No hay una regla general ya que hay niños
que lo dejan muy temprano y otros lo necesitan durante mucho más tiempo. En
cualquier caso, pasados los dos años parece ser que es la hora de ir dejando el
chupete.
-Hay que ir retirándolo poco a poco, porque
en un momento necesario podemos necesitarlo.
-No hay que reemplazarlo por un biberón o
algo azucarado.
-Primero ir retirándolo por el día, luego poco
a poco por la noche y por la siesta.
-No hay que asustarle de que se lo ha
llevado una bruja o similar. Para mejorar su autoestima podemos indicarle que
otro niño más pequeño puede necesitarlo o que se ha olvidado en casa del
familiar donde estuvieron.
En la revista “Ser Padres” hay un
artículo titulado ¿Hay una edad límite para dejar el chupete?, realizado por
Iván Moreno, que os puede servir de orientación. Este artículo lo podéis
encontrar en internet.
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